Agricultura sostenible; vertebradora del territorio y generadora de oportunidades

La agricultura unida a la innovación social es una herramienta más que eficaz para fijar y atraer población al medio rural, haciéndolo más atractivo, generador de riqueza y  de empleo de calidad.

La agricultura siempre ha sido un modelo de innovación, ya que desde  los inicios ha estado en constante evolución, adaptando la producción al medio y a las necesidades de una población creciente y cada vez más exigente con la responsabilidad social y medioambiental. La producción de alimentos, además de ser eficiente, rentable y segura para el consumidor, tiene que estar definida en estos momentos con otro adjetivo, como es el de la sostenibilidad como elemento adicional a las bases técnicas de la producción en sí. La optimización de recursos naturales, la ingeniería de los procesos, el entorno digital, la bioeconomía aplicada a la agricultura y la racionalización del consumo (productos de temporada) hará que podamos proveer a la sociedad de alimentos más sostenibles y suficientes para atender una demanda que en 2050 será de 9.000 mill. de personas.

Por otro lado, y con un entorno en el que el encarecimiento de los transportes de larga distancia parecen que llegan para quedarse un tiempo entre nosotros, la agricultura de proximidad, el autoabastecimiento y la creación de redes de distribución y cooperativismo cercano ( mano de obra, servicios, producto acabado, …) también serán una base fundamental de sostenibilidad, que reducirían las huellas medioambientales, además de acercar los alimentos básicos en momentos de crisis. Es claro que todos los alimentos no van a poder consumirse en temporada y cercanía, pero nos sorprenderíamos del ahorro medioambiental y económico que podría generar una formación adecuada a la hora de consumir ciertos alimentos.

Para cerrar el círculo, muchos estudios coinciden en la idea de que las mujeres y la juventud son parte fundamental de este proceso de cambio en la forma de producir y abastecer de alimentos a la población, ya que serán en muchos casos los protagonistas del retorno al medio rural. Su cualificación y dinamismo marcarán el abanico amplio de acciones para motivar y crear redes de acción. No hay que pasar por alto en este proceso un elemento clave; la digitalización y las tecnologías de la información y comunicación por su papel facilitador para la repoblación del medio rural.

La escasez de formación e información básica sobre agricultura fuera de los ámbitos profesionales, y que en la mayoría de los casos ocupa solo portadas en su aspecto negativo, hace que la sociedad esté muy lejos de la agricultura. Los programas de concienciación de la población sobre cuáles son los procesos básicos desde el campo a la despensa y de su importancia en la vida diaria -al fin y al cabo, comer es lo único que se hace todos los días en una sociedad desarrollada- es algo que se debe aprender desde la escuela. Programas de formación sobre la importancia de la agricultura ayudarán a que se tenga conciencia, en el momento de abrir la despensa o el frigorífico, del valor de los alimentos y de no desperdiciarlos, ya que las cifras de alimentos que acaban en nuestras bolsas de basura siguen en aumento en las sociedades desarrolladas. Consumimos recursos para nada, y no nos podemos permitir ese despilfarro.

Como resumen; información, concienciación, ecología bien entendida, fijación en los entornos rurales y empoderamiento de la mujer en el agro deben ser hilos conductores en programas de innovación social en agricultura, que junto con la ingeniería de los procesos nos lleve a un fin último, que no es otro que la mejora  del entorno y calidad de vida de las personas.

Carlos León Garrido.
Vicepresidente Colegio Oficial Ingenieros Técnicos Agrícolas Andalucía Occidental